miércoles, 24 de junio de 2009

Teoría y Práctica


Es frecuentre que al empezar una relación de pareja, las promesas acerca del comportamiento y de la relación en sí sean bastante positivas. Uno asegura estar feliz con su pareja, sentirse lleno , promete cosas lindas hasta más no poder; y dice cosas cursis y bonitas como lo que planteó alguna vez Leibniz: «amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad». Es ahí, en la parte bonita de la relación en donde se oyen los "quiero lo mejor para tí" "siempre respetaré tus decisiones" etc. Entonces; de acuerdo al planteamiento de Leibniz, uno es feliz en la medida que el otro lo es al lado de uno. Sin ello no hay amor, y sin amor no hay felicidad, por lo menos bajo éste pensamiento.
Cuando uno siente que la relación ya no lo hace feliz, sea por el motivo que sea, lo dice, y entonces ¡paf! las palabras bonitas resultan no ser tan ciertas. Suele pasar que muchas veces todo ello no quedan más que en promesas que sirvieron como adorno que, en un primer momento, pintararon una relación perfecta. Tengo amiga/os y experiencias personales que me dicen que la mayor parte de las veces los "yo te entiendo" "quiero lo que sea mejor para tí" no quedan más que en el aire, pues uno cuando no está de acuerdo con ello, lo discutirá e intentará persuadir a la otra persona de que aquello no está bien, que se puede mejorar, que es cosa de tiempo, que se puede hacer más por la relación, y todo eso... pero uno no es capaz de asumir , por lo menos en un primer momento, que uno dejar de hacer feliz a la persona que ama. Entonces comienzan las discuciones en las cuales cada parte expone sus argumentos con los que pretende hacer entender al otro que la relación no da para más, o en el caso contrario, que puede sacarse a flote. Como consencuencia de todo aquello, viene el resentimiento y las decepciones mutuas; sea por el incumplimiento o la incomprensión.
Aquí me gustaría detenerme un poco. Creo que más allá de que haya un resentimiento por lo que no se cumplió, a mi parecer el tema es si realmente eso de "quiero lo mejor para tí" es posible cumplirlo en un primer momento, pese a que ello vaya en contra de lo que deseamos. Si bien cada relación interpersonal es diferente, creo que es muy poco probable que ello se logre, pues uno por naturaleza vela por sus intereses, aún cuando ello pase a llevar los de la persona amada. Entonces, me surge una pregunta: ¿entonces, el amor no ayuda a contrarrestar ese egoísmo del hombre, pese a que por amor uno "está dispuesto" a hacer cualquier cosa?. Si bien no pongo en duda el amor que cada persona profesa por su pareja, sólo he conocido a una persona que es capaz de dejar de ser sí mismo y dejar de lado sus ganas de seguir "emparejado"a cambio de que la persona que ama sea realmente feliz, con o sin él. Pero ¿qué pasa con los demás? A mi parecer, el egoísmo es más fuerte, y no son capaces de sacrificarse realmente para que la persona a la que aman sea feliz. Y cuando me refiero al egoísmo, lo hago entendiéndolo como el concepto de poner los intereses propios en primer lugar. Entonces, el amor es egoísta. Perfecto, lo comparto. Pero, ¿hasta qué punto somos capaces de velar por nuestra felicidad por sobre de la persona a la que supuestamente amamos? Creo que mientras se vele por ella de una forma respetuosa y comprensiva no hay problemas. Pero cuando uno egoístamente dice "te amo y no quiero dejarte" realmente no ama, pues no está dejando a la otra persona ser feliz, pues claramente cuando una relación termina, es porque en ella algo estaba fallando. Si yo veo que ya no contribuyo a lograr la felicidad de otro con mi propia felicidad, ya no hay amor, y si lo hay, no es suficiente... Si veo que por más que lo intente, mis intereses ya no son los intereses de la otra persona, y aún así los sobrepongo, y estoy dispuesto/a a velar por ellos a como de lugar, es un acto de egoísmo tal, que, pese a que el amor en sí es egoísta, dejar de tener "el derecho" a llamarse amor... pues no se busca la felicidad del otro en la propia felicidad, sino que se actúa buscando la felicidad propia e intentando acomodarla y forzar al otro a que sea feliz con mi felicidad y no con la suya propia... un acto de egoísmo tal no tiene, para mí, el derecho a que se justifique con el amor... por que si realmente uno ama, deja ser... deja volar. Cuando uno realmente ama, busca la real felicidad para el otro, aunque ella no esté al lado de uno.

Cancion: Intoxicados - Nunca quise. Recomiento totalmente el grupo.

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