domingo, 26 de octubre de 2008

Reflexión


Si escribiera un libro de memorias de éste año se mezclarían los sabores más dulces del amor con lo más amargos.
Si describiera lo que he vivido este año pocos (o nadie) lograría entenderme, o por lo menos decirme ‘creo que sé que se siente’.
Y es que nadie puede entender a cabalidad todo esto si no lo ha pasado; porque de verdad uno al principio no puede dimensionarlo. No logra creer que algo puede ser ‘tan cuático’.
Si a mi me lo hubiesen contado, creo que no hubiese entendido ni lo más mínimo de ésta historia, porque pucha que ha sido confusa. Pero pucha, me tocó vivirla nomás, y mirando las cosas ya con más tranquilidad, puedo decir que gracias a esto he aprendido y crecido más que en todo lo anteriormente vivido.

Más de alguna vez me pregunté ‘¡¿porqué a mí?!y creo que ahora yo misma puedo responderme esa pregunta: porque necesitaba un remezón fuerte para poder cambiar y madurar algunas cosas de mí.
Claramente hay formas y formas de aprender, pero creo que aquello es tan mínimo que al final da lo mismo.
No es la forma cómo se aprender la que importa, sino que cuánto es lo que se aprende y se crece.
Uno puede tener ‘a la mano’ la mejor forma de aprender, pero si no la toma ni la utiliza al final es como si no la tuviera.

Esa es una de las cosas que aprendí. Y estoy segura de que antes y ‘ahora’ tuve oportunidades más ‘suaves’ para aprender, pero no las ví. O no quise verlas. Por eso noté este remezón que tuve, para que de una vez por todas cambiara esos malditos defectos que tenía (o aún tengo pero trato de borrar).

Por todo esto y por mucho más, creo que puedo decir que éste ha sido el mejor año. El mejor para mi aprendizaje, para mi crecimiento, tanto intelectual como personal. He aprendido muchísimas cosas, una de ellas es precisamente lo que intento plasmar acá: reconocer errores y tomarlos para aprender de ellos. No juzgar la acción, sino la intención que es mucho más importante.



jueves, 16 de octubre de 2008

Nada




- ¿Qué te pasa? Te siento raro…- dijo ella algo preocupada.
- Nada – le respondió él semisonriente mirando hacia la nada-
- No sé porqué no te creo… ¿porqué no me dices la verdad? - dijo con un tono algo más suplicante.
- Pero si acabo de decirte. No me pasa nada – dijo ésta vez más serio, con una profunda e intensa mirada clavada en los temerosos ojos de ella.
- ¡Es que no te creo! te conozco… porfavor, dime…- su voz y sus ojos claramente estaban suplicándole una respuesta.
- ¡Nada! ¡No me pasa nada! Eso me pasa… que ya… nada, no me pasa nada - dijo corriendo rápidamente la mirada.

El silencio y las lágrimas brotaron al segundo después de oír aquella palabra clave.





lunes, 6 de octubre de 2008

Indiferencia


Si digo indiferencia ¿en qué piensas? Cuando, por a,b,c motivo recuerdo esa palabra, lo primero que pienso es ese típica frase que dice ‘las palabras maltratan, pero la indiferencia mata. Si buscamos el significado de la palabra indiferencia nos aparece ésta definición “Estado de ánimo que no siente inclinación ni repugnancia por alguien o algo determinado”. Aquí quiero detenerme un poco.
Siempre he creído que algo no puede darte lo mismo. Creo que se debe tener una inclinación, por muy vaga que sea. Y si, después de tomar cierta referencia sobre un asunto, decides que aquello no va contigo, y al final te da lo mismo si es o deja de ser, no sabría si llamarlo indiferencia, preferiría pensar que es más bien desinterés.
Y es que no sé, por lo menos para mí la indiferencia es el peor castigo que pueden dar. Más que el abandono o el desagrado. Más que un par de puteadas, o la prohibición de tener algo material. Más que la retención de algo que te guste.
Cito ahora una frase que escuché una vez en una película: ‘la indiferencia y el total abandono a veces causan más daño que el total desagrado’. Notable.
Que sean indiferentes con uno te puede dar a entender una serie de cosas, que no siempre son reales. El hecho mismo de no saber te lleva a pensar y repensar el porqué de esa actitud, el porqué de ese sentimiento tan dañino. Y le das vueltas y vueltas al asunto, y no sabes en qué fallaste, no sabes qué actitud o acto que hiciste fue el gatillante para que la persona indiferente sea, precisamente, indiferente.

Hablando con una compañera de esto mismo, coincidimos en que lo peor dentro de todo esto, que de por sí es malo, es cuando una persona que te importa o te importó mucho simplemente ya no te pesca y tu no sabí cuál es el motivo. Pero cuando lo conocí’ te dai’ cuenta de que es algo tan obvio que te cuestionai’ el no haberte dado cuenta al principio. ‘¡Cómo no me di cuenta antes!’, es lo que se suele pensar. Y le dai’ y le dai’ vueltas, hasta que, por lo menos yo, decido no hacerlo más. ‘Está bien. Erré. Pero ¿quién no lo hace? Debo aprender de esto, aunque sea un poquito’. Creo que es lo más sano que se puede hacer cuando no se entiende muy bien lo que ha pasado. Y cuesta no cometer el mismo error, pero si realmente ‘aprendiste la lección’ no cometerás el mismo error. No el mismo, ojo. Obviamente se cometerán errores nuevos que nos traerán nuevas enseñanzas, porque de eso se trata la vida: Ensayo-Error.

Y es complicado darse cuenta de que cometemos errores. Pero creo que tiene más mérito tratar de remediarlos que sólo reconocerlo. Aunque el reconocerlo también es parte fundamental del proceso de aprendizaje. Si nos limitamos a decir ‘pucha, me equivoqué’ y o hacer nada para remediarlo, nos estamos condenando a permanecer dentro el mismo margen de error, porque no está esa capacidad crítica que te ayuda a, finalmente, remediar el ‘mal’ que hiciste. Como lo que escribí del progreso. En el riesgo está el aprendizaje. El que no arriesga, aunque sea un poquito, no aprende nada. Hay que botar los muros para poder ver más allá de uno mismo… la vista del otro lado puede ser realmente hermosa o desagradarnos demasiado, pero por lo menos lo sabremos. Si sabemos el o los motivo(s) que provocaron que una persona fuese indiferente con nosotros, usémoslo(s). y si los desconocemos, pucha, hagámonos una introspección y tratemos nosotros mismos de saber en qué cresta fallamos.





Creo que es lo que más he tratado de hacer. Creo que es lo que más he aprendido este año, y eso me tiene muy, pero muy felíz :).