sábado, 8 de noviembre de 2008
Lo que podemos, lo que tenemos.
Muchas veces tratamos de dar todo lo que tenemos. O tenemos todo lo que tratamos de dar. Y puede que para uno sea poco, y para el otro sea lo preciso; lo que necesita; ni más ni menos. Y entregarlo no nos cuesta tanto, porque nuestras murallas de protección no son tan altas como para dejarnos adentro con todo aquello que tenemos para entregar.
Pero otras veces lo que tenemos para entregar no es lo mismo que lo que entregamos. Pero lo intentamos una y otra vez, no llenamos un vaso, pero lo dejamos a la mitad. ¿Mitad llena o mitad vacía? Ese es el problema. Podemos ver que lo que entregamos es la mitad llena del vaso, pero el otro, al que le entregamos todo lo que tenemos y podemos, puede ver una mitad vacía. Esa mitad carente de lo que necesita, pero que tampoco le puedes entregar. Y no lo haces precisamente porque no quieres dárselo, sino porque no tienes como ni qué darle. Porque ya se los has dado todo, todo lo que tienes. Y no puedes satisfacer esa media mitad de vaso que ve vacío, porque como humanos siempre queremos probar más, no tenemos suficiente. El vaso no tiene fondo. Somos ambiciosos. Queremos tener más de lo que tenemos y podemos recibir; no tenemos todo lo que amamos… pero podríamos empezar por amar lo que tenemos para poder ver una mitad de vaso llena, y no vacía.
miércoles, 5 de noviembre de 2008
Tincómetro
Quedaba una estación para llegar a la que habíamos acordado, pero el viaje hacia ella me pareció eterno. Al bajarme del tren te llamé para avisarte que estaba allí. Subí la escalera con ansias nerviosismo, pensando sin querer en lo que vendría.
Poco a poco ascendí en silencio hasta que te ví… entonces recordé unas palabras que oí alguna vez: ‘Lo más difícil de aferrarse es dejarse ir’
Poco a poco ascendí en silencio hasta que te ví… entonces recordé unas palabras que oí alguna vez: ‘Lo más difícil de aferrarse es dejarse ir’
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